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  • ¡Comienza la función!

    Han sido ya muchas las ocasiones propuestas por la Fundación Maior donde contemplar obras de la cultura hecha por los hombres, esa buena cultura que suscita preguntas y busca respuestas. En las lecturas compartidas en la Escuela Maior hemos descubierto que el teólogo Hans Urs von Balthasar valoró especialmente una de estas obras: el teatro. Según él, el teatro interpreta el sentido de la vida misma, pero no mediante la reflexión, como hace la filosofía, sino a través de la acción. Paradójicamente, vamos al teatro para  entender nuestra vida: su irrealidad nos conduce al centro de nuestra realidad; si es verdadero teatro manifestará algo significativo para todos, en cualquier época. Es por eso que la griega Antígona nos hermana a todos en una misma interpretación de la  humanidad y que Romeo y Julieta nos hacen entender el sentido divino del amor humano que ha de vivir y morir entre odios.

    Balthasar nos ha hecho fijarnos inmediatamente en Calderón de la Barca, para quien la vida no es otra cosa que un gran teatro. Por un tiempo representamos el papel que el Autor quiso asignarnos en este escenario llamado Mundo:

    “Hombres que salís al suelo 

    por una cuna de yelo

     y por un sepulcro entráis,

    ved cómo representáis,

    que os ve el Autor desde el cielo”.

    Volviendo a nuestro teólogo descubrimos en este gran teatro un Actor principal, que atravesó el drama de la existencia como cualquier hombre, pero con una respuesta que fue una perfecta aceptación del papel encomendado. Nosotros, al contrario, a menudo nos resistimos, incluso nos negamos a desempeñar el papel. ¿Engañados por creer real lo que es sólo ficción?

    “Ya sé que si para ser

    el hombre elección tuviera,

    ninguno el papel quisiera

    del sentir y el padecer;

    todos quisieran hacer

    el de mandar y regir,

    sin mirar, sin advertir

    que en acto tan singular

    aquello es representar,

    aunque piense que es vivir”.

    Pero aún nos surgen más temores: ¿cómo sabremos cómo actuar, cuáles serán los gestos justos para nuestro papel? También Balthasar es quien nos dirige al actor y director Constantin Stanislavski, que fue maestro de muchos. Éste nos aconseja:

    “Al actuar no debe hacerse ningún gesto porque sí. Sus movimientos deben tener siempre una intención y estar relacionados con el contenido del papel. La acción intencionada y productiva excluirá automáticamente a la afectación, a la pose y a otros peligros semejantes. Donde hay verdad no queda sitio para la rutina convencional, para el fingimiento mentiroso”.

    Está bien. Asumimos el riesgo. Aceptamos el papel encomendado y a su contenido trataremos de someternos. Los que nos preceden nos han convencido. Con este primer número de nuestro pequeño boletín, ¡comienza la función!

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